Cada palabra
corre el riesgo de ser
ésa que sobra.

Saturday, November 4, 2017


Vida terrícola.
Global lucha anidando
en sus raíces.

4 comments:

  1. La vida terrícola es THE FIGHT CLUB, El club de la lucha.

    ReplyDelete
  2. PINCHA (Rafael Baldaya)

    Yo soy quien te defiende para que no te ataquen. Son muchos los hervíboros que se te acercarían y tragarían enteros tu corola, tu cáliz... O comerían las hojas del rosal. Y sin hojas la planta, y tú con ella, moriríais enseguida. Pero gracias a mí, sobre todo a mi punta que hiere donde toca, se hacen daño si muerden los tallos. Y al pincharse y sentir que les duele, desisten de comerlos. Por eso te respetan los conejos, las cabras, los ciervos, las ovejas... Por eso no te ingieren como a otras hierbas, matas o arbustos indefensos. Y debido a ello tú puedes brotar, abrir de par en par los pétalos, mostrar tu colorido, esparcir tu perfume. Yo, Rosa, te defiendo de todos los peligros. Yo soy quien te protege. Yo: la dura, la gris, la servicial espina.

    ReplyDelete
  3. VOSOTROS LOS NORMALES (Saiz de Marco)

    Tal vez en algún sitio y en un pliegue del tiempo los Pol Pots, los Stalins, los Hitlers…, los tiranos y monstruos de la Historia (o quizá sus espectros lavados, depurados) nos recriminarán:



    -Yo era un pobre pirado con la cabeza ida, un tipo "iluminado", un loco de remate (y además lo sabíais: se notaba a la legua).



    Pero vosotros no.



    Vosotros erais cuerdos, personas razonables, seres equilibrados.



    Y aun así me dejasteis realizar mis delirios, disponer a mis anchas, salirme con la mía.



    Me permitíais todo. Todo me consentíais.



    En nada me coartabais.



    ¿Acaso no debisteis vosotros, los normales, ponerme a buen recaudo, impedir mis desmanes y mantenerme a raya?



    ¿Por qué no os rebelasteis?



    Vosotros que podíais ¿por qué no hicisteis nada?





    ¿Por qué nunca objetabais mis consignas absurdas, mis sanguinarias órdenes, mis demencialidades?



    Si a otros los repudiabais y teníais por lunáticos -y hasta los encerrabais en algún manicomio-, ¿por qué, en cambio, conmigo no hicisteis nada de eso?



    ¿Por qué me obedecíais siempre y sin rechistar?



    ¿Por qué no me salvasteis de mí mismo -y de paso os librasteis de mí-… vosotros, los normales?

    ReplyDelete

Note: Only a member of this blog may post a comment.